La Casa de las Ciencias: el museo que cambió mi manera de ver el mundo

¿Te has preguntado alguna vez cómo sería meterte de lleno en un lugar donde la ciencia no solo se explica, sino que se toca, se experimenta y se vive? Eso fue lo que me pasó a mí la primera vez que entré en la Casa de las Ciencias. Un museo en el que las reglas que aprendiste de niño cambian. Aquí está "prohibido no tocar", lo cual, para mí, fue una verdadera revelación.

De hecho, te contaré que mi amor por la ciencia se forjó en este lugar, ubicado en pleno Parque de Santa Margarita, en La Coruña. Desde niño, me fascinaba todo lo que tenía que ver con el cosmos y los experimentos científicos. Y allí, pude ver cómo esas curiosidades se transformaban en realidades palpables.

Un poco de historia: cómo nació esta maravilla científica

La Casa de las Ciencias abrió sus puertas en 1985, convirtiéndose en el primer museo interactivo de titularidad pública en España. Lo que más me llamó la atención de su historia es que fue pionera en su enfoque, porque aquí no ibas a escuchar solo charlas monótonas de guías, sino que te metías directamente en la acción. Todo un lujo para los que, como yo, no somos precisamente de quedarnos quietos escuchando.

De hecho, esta Casa forma parte del trío de museos científicos de La Coruña, conocidos como =mc² (sí, como la famosa fórmula de Einstein). Junto con la Domus y el Aquarium Finisterrae, crean un recorrido científico que abarca temas tan diversos como el cuerpo humano y los océanos​. Si quieres saber más de estas joyas, ya te contaré más adelante.

¿Qué es lo que más me impactó? El planetario y el péndulo de Foucault

Cuando entras al museo, lo primero que te atrapa es el Péndulo de Foucault. Este aparato, con su movimiento hipnotizante, te muestra de manera sencilla algo que de pequeño me costaba entender: que la Tierra se mueve. Para mí, que lo vi de niño, fue un impacto brutal. ¡El planeta estaba girando y este péndulo lo demostraba de una forma que nunca habría imaginado!

Pero la verdadera joya es el planetario, en la cúpula del edificio. Aquí, no importa si te interesa el espacio o no: saldrás maravillado. Se trata de uno de los primeros planetarios de España, y con un proyector capaz de recrear cualquier cielo nocturno de cualquier momento de la historia. ¿Quieres ver cómo se veía el cielo la noche que naciste? Lo tienen. Y no solo eso, sino que hacen proyecciones diarias para niños y adultos, explicando los fenómenos más fascinantes del universo​.

Un museo diseñado para tocar y experimentar

Lo que más me gusta de la Casa de las Ciencias es que no te limitas a observar: puedes tocarlo todo. Literalmente. Este museo está diseñado para que interactúes con las exposiciones y te conviertas en parte activa del proceso de aprendizaje. Es increíblemente divertido ver cómo los más pequeños se emocionan al manipular los módulos de experimentos, donde se descubren fenómenos físicos de forma lúdica.

Un detalle curioso es que en la planta baja hay una incubadora de polluelos. Sí, puedes ver cómo nacen en tiempo real. Lo sé, parece una cosa de niños, pero créeme: la emoción de ver la vida empezar sigue siendo asombrosa a cualquier edad.

Por si fuera poco, la Casa cuenta con exposiciones temporales y fotografía científica que cambian a lo largo del año. Así que, si ya has ido una vez, no te preocupes: siempre habrá algo nuevo que ver.

La ciencia no solo se enseña, se vive

Una de las cosas que más valoro de este museo es su enfoque interactivo. Si alguna vez fuiste a un museo de esos donde todo está detrás de un cristal y lo único que puedes hacer es mirar, te aseguro que aquí vivirás una experiencia totalmente diferente. Y eso, amigo mío, marca la diferencia. De hecho, este modelo ha inspirado a muchos otros museos de ciencia en España. Valencia, por ejemplo, tomó de aquí la idea para su espectacular Ciudad de las Artes y las Ciencias​.

Un legado para generaciones futuras

He tenido la suerte de visitar la Casa de las Ciencias varias veces a lo largo de mi vida. Y si algo me ha quedado claro es que este museo sigue siendo tan relevante como cuando abrió sus puertas. Cada año recibe a miles de escolares, que llegan con ganas de aprender y, más importante aún, de curiosear. Porque al final, eso es lo que impulsa la ciencia: la curiosidad. Y esta Casa sabe cómo despertar ese interés en todo el que la visita.

Además, no está sola en su misión. Como parte de los Museos Científicos Coruñeses, cuenta con aliados como el Aquarium Finisterrae, que te sumerge en el mundo marino, y la Domus, un museo dedicado al ser humano. Tres paradas obligatorias si te gusta la ciencia y estás de paso por La Coruña.

Planifica tu visita

Si te estás preguntando si vale la pena el viaje, déjame decirte que sí. Las entradas son bastante accesibles, y si tienes suerte de ir en días especiales, puedes entrar gratis. El precio estándar es de unos 2 euros, pero tienen descuentos para niños, mayores de 65 años y estudiantes​. Además, si te apuntas a la Semana de la Ciencia o el Día de los Museos, la entrada es completamente gratuita.

¿A qué estás esperando?

En resumen, la Casa de las Ciencias es mucho más que un museo: es una puerta abierta a la ciencia para todas las edades. No importa si eres un niño con una gran imaginación o un adulto que siempre ha tenido curiosidad por cómo funcionan las cosas, este lugar tiene algo para ti. Así que, si alguna vez tienes la oportunidad, no dudes en visitarla. Te prometo que saldrás con la cabeza llena de preguntas… y también de respuestas.

Y recuerda, aquí la curiosidad no mató al gato, ¡sino que lo hizo más sabio!