Impresionismo: Una revolución en el arte según la experiencia

Cuando escuchas la palabra impresionismo, es posible que te vengan a la mente imágenes de paisajes etéreos, pinceladas ligeras y escenas que capturan la fugacidad del momento. Pero déjame decirte algo, amigo, esta corriente artística, que rompió todas las reglas tradicionales del arte, no es solo una manera de pintar… Es una manera de vivir y ver el mundo.

¿Cómo lo sé? Porque a lo largo de mi vida como amante y coleccionista de arte, me he topado muchas veces con esta revolución pictórica que, aunque fue rechazada en sus inicios, hoy es considerada una de las más importantes y valiosas en la historia del arte.

Y sí, lo viví de primera mano cuando, allá por los años 80, visité por primera vez una exposición sobre impresionismo en París. Te cuento que fue un flechazo instantáneo. El alma de los impresionistas capturaba en pinceladas rápidas la luz, los colores, y las sensaciones de la vida cotidiana de una forma que hasta ese momento yo no había visto.

El origen del impresionismo: Un acto de rebeldía

Para entender este estilo de pintura, hay que remontarse a la segunda mitad del siglo XIX en Francia. Los artistas de la época estaban hartos de los temas clásicos, de esas pinturas que representaban mitología, religión o grandes escenas históricas, llenas de detalles técnicos pero, sinceramente, faltas de emoción. Los artistas querían más libertad para capturar la realidad tal como ellos la sentían y no como debía ser vista según los estándares de la Academia​.

Así, en 1874, un grupo de pintores decidieron montar su propia exposición en el estudio de un fotógrafo llamado Nadar. Entre ellos estaban nombres que más tarde serían conocidos en todo el mundo: Claude Monet, Edgar Degas, y Pierre-Auguste Renoir, entre otros​. ¿El escándalo? Total. La crítica no tuvo piedad con ellos. Y fue precisamente una de esas críticas la que dio nombre al movimiento. El periodista Louis Leroy, al ver la pintura de Monet titulada Impresión, sol naciente, despectivamente llamó a los pintores impresionistas. Irónicamente, el nombre pegó.

Características principales del impresionismo

Lo que hace único al impresionismo son varios elementos que, desde luego, rompieron con todo lo establecido hasta el momento:

Pinceladas rápidas y visibles: Los impresionistas, a diferencia de los artistas clásicos que se esmeraban en ocultar el trazo de sus pinceles, no se complicaban la vida. Utilizaban pinceladas cortas, superpuestas y gruesas. El propósito era capturar la esencia del momento, como una impresión rápida de lo que el ojo percibe.

El uso de la luz: La luz es el gran protagonista de las obras impresionistas. Esta obsesión por la luz y cómo se refleja en las cosas es lo que realmente distingue este movimiento. Los pintores salían a la naturaleza para trabajar al aire libre (plein air) y así capturar los cambios de luz durante el día​.

Colores vibrantes y mezclados directamente en el lienzo: Los impresionistas abandonaron el uso de colores oscuros y prefirieron los tonos claros y luminosos, aplicando los colores de forma directa sin mezclar demasiado. Querían captar la vida tal y como la veían, incluso si eso significaba abandonar el dibujo detallado y realista​.

Temática cotidiana: Aquí no verás dioses mitológicos ni héroes de batallas. El impresionismo se centraba en lo cotidiano: las escenas de la vida urbana, los paisajes al aire libre, gente disfrutando de un paseo en bote o sentada en un café​.

Una percepción subjetiva: Los impresionistas no querían representar la realidad de manera objetiva. Se enfocaban en cómo la luz y el color se perciben según el momento, dependiendo del clima, la hora del día o la estación​.

Los grandes maestros del impresionismo

Hablar de impresionismo sin mencionar a los grandes maestros sería un sacrilegio. Aquí te dejo algunos de los más influyentes:

• Claude Monet: Probablemente el más conocido. Su serie de los Nenúfares y la famosa obra Impresión, sol naciente son ejemplos perfectos de cómo capturaba la luz y el color de la naturaleza​.
• Edgar Degas: Degas fue el gran maestro de las bailarinas. Aunque en ocasiones fue considerado un poco apartado del núcleo del impresionismo, sus obras sobre la danza y las carreras de caballos muestran un profundo estudio de la luz artificial y las composiciones en movimiento​.
• Pierre-Auguste Renoir: Renoir amaba pintar escenas felices y llenas de vida. Su obra Le Moulin de la Galette es una celebración del ocio y la alegría de vivir​.

La influencia de la fotografía

Te cuento un detalle curioso que me voló la cabeza la primera vez que lo escuché. Resulta que la fotografía fue una gran influencia para los impresionistas. Durante el siglo XIX, la fotografía estaba en pleno auge, y muchos pintores temieron que esta nueva tecnología acabaría con la pintura. En vez de resistirse, los impresionistas la tomaron como inspiración. Los encuadres inesperados, los ángulos y la captura de momentos fugaces en sus obras se asemejan a una instantánea fotográfica​.

Mi experiencia con el impresionismo

Déjame que te cuente una anécdota personal. Recuerdo claramente la primera vez que vi una obra de Monet en persona. Era parte de su serie de Nenúfares, expuesta en el Museo de la Orangerie en París. Había oído hablar de esa obra durante años, pero te aseguro que nada te prepara para la experiencia real de verla en vivo. Las pinceladas que parecían caóticas y desordenadas a la distancia se transformaban en pura armonía y luz cuanto más te acercabas.

Verla de cerca me hizo entender por qué estos artistas se la jugaron tanto al apartarse de lo que era “aceptado”. Su propósito no era solo retratar la realidad, sino hacer que el espectador sintiera la emoción del momento. Y vaya que lo lograron.