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¡Hola! Me presento: soy Amadeo Pérez y vengo a hablarte de un tema que, aunque no suele ser el más emocionante del mundo, es crucial para todos nosotros: las Empresas Promotoras de Salud (EPS) en Colombia. Como alguien que ha lidiado con estas entidades a lo largo de mi vida, creo que puedo darte una perspectiva que mezcla la experiencia personal con un análisis profundo de su funcionamiento.
Las EPS son entidades privadas o públicas encargadas de gestionar los servicios de salud para sus afiliados en Colombia. ¡Ojo! No son hospitales ni clínicas, sino más bien un puente entre nosotros, los usuarios, y los prestadores de servicios de salud, conocidos como IPS (Instituciones Prestadoras de Salud).
Para ponerlo en términos simples, las EPS son las que se aseguran de que cuando te enfermas, haya alguien que coordine tu atención, que los medicamentos estén disponibles y que todo el proceso sea lo más fluido posible (aunque a veces esa fluidez sea tan escasa como agua en el desierto).
Antes de meterme en mi experiencia personal, quiero aclarar algo importante. En Colombia, las EPS se dividen en dos grandes tipos:
Ahora, ¿qué pasa si estás desempleado o trabajas de manera independiente? Pues bien, si tienes capacidad de pago, entras en el régimen contributivo. De lo contrario, puedes acceder al régimen subsidiado, siempre que cumplas con ciertos requisitos, como estar clasificado en un nivel bajo del Sisbén
A lo largo de mi vida, he tenido la suerte (o la mala fortuna) de ser parte de varias EPS. Y aquí es donde las cosas se ponen interesantes... y un poco frustrantes. Pero vamos paso a paso.
La primera EPS: Cuando todo parecía color de rosa... al principio
Recuerdo la primera vez que me afilié a una EPS. Era joven y creía que todo sería sencillo. ¡Qué ingenuo era! Durante los primeros meses, todo fue bastante bien. Me sentía seguro sabiendo que tenía un respaldo en caso de enfermedad. Pero, como dicen, "todo lo bueno dura poco". Cuando llegó el primer dolor serio, la burocracia se asomó con toda su fuerza.
“Ah, que necesitas una autorización para eso”, me decían. Y entonces empezó la danza de las citas, los formularios y los papeleos. Es aquí donde te das cuenta de que estar afiliado a una EPS es un viaje de paciencia. Porque, aunque te cubren casi todo, tienes que estar dispuesto a seguir sus reglas, que no siempre son las más fáciles de entender.
La EPS subsidiada: Un alivio para muchos, pero no exenta de desafíos
Años después, las cosas cambiaron y pasé a una EPS subsidiada. Fue una experiencia diferente, pero no menos retadora. Esta EPS me proporcionó acceso a los servicios esenciales, pero tuve que aprender a navegar un sistema donde los recursos son limitados y, a veces, las esperas son largas. Pero no quiero sonar pesimista; la realidad es que para muchas personas en Colombia, este régimen es una bendición, especialmente para quienes no tienen otra opción.
Uno de los aspectos menos conocidos de las EPS, y que personalmente me ha tocado vivir, es su rol en la prevención y promoción de la salud. Muchas EPS ofrecen programas de vacunación, control de enfermedades crónicas y promoción de estilos de vida saludables.
Por ejemplo, en mi experiencia, asistí a varios programas de control de hipertensión que me ayudaron a mantener mi salud bajo control. Aunque a veces estos programas no son lo suficientemente publicitados, valen la pena y son un recurso que muchos no utilizan simplemente porque no saben que existen.
Quizás uno de los mayores problemas que he experimentado con las EPS es la atención oportuna. Si bien la Ley 100 de 1993, que regula el sistema de salud en Colombia, establece que todos tenemos derecho a una atención digna y oportuna, la realidad es que esto no siempre se cumple. Recuerdo una ocasión en que tuve que esperar más de un mes para una cita con un especialista. El sistema estaba saturado, y aunque la EPS me ofreció otras alternativas, ninguna era viable para mí en ese momento. Este tipo de situaciones son comunes y es algo que cualquier usuario de EPS debe tener en cuenta.
Ahora bien, si estás pensando en cambiar de EPS, ¡haz tu tarea! No todas las EPS son iguales. Algunas tienen mejor reputación en términos de atención al usuario, otras en cuanto a la rapidez de sus trámites. Mi consejo es que investigues, preguntes a otros usuarios y compares.
Aquí van mis tips:
Finalmente, y quizás lo más importante de todo, es conocer tus derechos como usuario de una EPS. Por ejemplo, tienes derecho a recibir atención de calidad y a ser tratado con dignidad y respeto. Y si alguna vez sientes que estos derechos son vulnerados, no dudes en levantar la voz.
Las facultades abarcan diversas disciplinas académicas y campos de estudio, abriendo puertas hacia nuevas perspectivas y explorando diferentes esferas de sabiduría en un mundo en constante evolución.
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