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Educa UNIVERSITY|SCIENCE AND ENGINEERING
Hola, soy Amadeo Pérez y hoy te vengo a hablar de algo que ha formado parte de mi vida desde que tengo memoria: las películas de ciencia ficción. No es que me sienta un experto de manual, pero créeme cuando te digo que, a lo largo de mi vida, he visto más naves espaciales y robots en la pantalla que personas en la calle.
Vamos a lo básico: ¿Qué narices es una película de ciencia ficción?
Fácil. Son historias que juegan con la ciencia para crear mundos alternativos, explorar futuros distópicos o investigar las consecuencias de los avances tecnológicos. No es magia, no es fantasía. Es ciencia —o al menos eso parece, hasta que empiezan a aparecer monstruos gigantes y pistolas láser que destrozan ciudades enteras.
Te cuento que todo empezó con películas en blanco y negro, allá por los años 1900, cuando el cine mudo era la única forma de contar historias. Viaje a la Luna (1902) de Georges Méliès fue de las primeras en dar un paseo por la Luna, utilizando efectos especiales muy rudimentarios pero que nos volaron la cabeza en ese entonces. De ahí en adelante, el género ha evolucionado a pasos agigantados, metiendo cada vez más efectos especiales y mucha imaginación.
En los 30 y 40, series como Flash Gordon y Buck Rogers se adelantaron a su tiempo con historias intergalácticas y aventuras espaciales. Pero fue en los 50 cuando empezamos a hablar de la edad de oro de la ciencia ficción, con películas como La Guerra de los Mundos o El día que la Tierra se detuvo. Estas cintas no solo te hacían soñar con alienígenas y planetas lejanos, también jugaban con los miedos de la época, como la Guerra Fría y la amenaza nuclear.
Ahora, dentro del género hay matices. La ciencia ficción dura es esa que se esfuerza por ser fiel a las leyes científicas y físicas conocidas. Películas como Misión Rescate (2015), donde te explican al dedillo cómo sobrevivir en Marte plantando patatas. Todo muy científico, ¿verdad?
En cambio, la ciencia ficción suave prefiere enfocarse en las consecuencias sociales de los avances tecnológicos. Ahí es donde entran clásicos como Terminator (1984), que te cuentan qué pasa cuando una inteligencia artificial como Skynet decide que los humanos son prescindibles. ¿Y a quién le importa cómo se creó la IA? ¡Lo que importa es que te va a liquidar!
Aquí es donde las cosas se ponen divertidas, porque el género se ramifica en subgéneros para todos los gustos. Space opera, cyberpunk, apocalíptico, steampunk... hay de todo.
Space opera: Historias épicas que transcurren en el espacio exterior. ¿Ejemplos? Star Wars y Star Trek, esas películas que combinan naves espaciales, batallas épicas y mucha, pero mucha especulación galáctica. Este subgénero es perfecto si te gustan los héroes espaciales y las guerras intergalácticas.
Ciberpunk: Aquí es donde las cosas se vuelven más oscuras y distópicas. Se imagina un futuro donde las grandes corporaciones dominan el mundo y la tecnología ha hecho que la humanidad se corrompa. Piensa en Blade Runner (1982), una joya del cine que reflexiona sobre la inteligencia artificial y qué significa ser humano.
Ficción apocalíptica/postapocalíptica: El mundo se va al carajo. Catástrofes naturales, guerras nucleares, pandemias... Todo vale. Ejemplos como Mad Max o El libro de Eli nos muestran lo que pasa cuando todo colapsa y solo queda sobrevivir.
A lo largo de los años, el género nos ha regalado verdaderas obras maestras. Algunas de las películas más influyentes que cualquier amante de la ciencia ficción debe ver incluyen:
Lo que más me flipa de la ciencia ficción es cómo nos permite soñar y reflexionar sobre nuestro propio futuro. Cada película es una oportunidad para imaginar un mundo distinto, para pensar qué pasaría si fuéramos capaces de viajar a otros planetas, crear inteligencia artificial o incluso viajar en el tiempo. ¿Quién no ha soñado con una máquina del tiempo después de ver Volver al Futuro?
Además, el género toca temas que nos preocupan profundamente: el impacto de la tecnología, los peligros de la IA, la supervivencia humana en un mundo apocalíptico... Y todo esto con efectos especiales que nos dejan boquiabiertos.
El género sigue evolucionando a pasos de gigante. En los últimos años, películas como Interstellar (2014), Duna (2021) y Avatar (2009) han vuelto a empujar los límites de lo que podemos imaginar. Con cada nueva tecnología que se desarrolla, la ciencia ficción se adapta y crece, imaginando futuros que pueden estar a la vuelta de la esquina.
Así que ya sabes, si no te has sumergido aún en este mundo de viajes espaciales, inteligencia artificial y distopías futuristas, ¿qué estás esperando? ¡Las películas de ciencia ficción no solo entretienen, también nos hacen pensar en el futuro que queremos (o tememos)!
Las facultades abarcan diversas disciplinas académicas y campos de estudio, abriendo puertas hacia nuevas perspectivas y explorando diferentes esferas de sabiduría en un mundo en constante evolución.
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